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miércoles, 14 de abril de 2010

Atrevete a decir al tentador...

Recordando esta antigua oración, «alabado sea el Señor que me libera del enemigo» (Sal 18,4), atrévete a decir al tentador: «¡no tengo ni un segundo de mi vida para darte!»
Fuentes de Taizé 



domingo, 4 de abril de 2010

Christ est ressuscité!

Il est vraiment ressuscité! Con este saludo dicho en varios idiomas terminaba la misa del domingo en Taizé. La gente espontáneamente respondía cuando escuchaba su idioma. Al mismo tiempo las campanas hacían repique en la colina de Taizé. Era como si desde aquí se anunciara al mundo entero la resurrección.

Yo por mi parte llegué el martes, el viaje estuvo algo largo pero bien. Esta semana no he tenido trabajo, el jueves me integré a una introducción bíblica con el hermano Émile. El clima no me lo esperaba así, ha estado nublado y lloviendo seguido, de hecho cambia a cada rato. Hasta hoy salió el sol con intensidad.

En una introducción bíblica me llamaba la atención una reflexión. Se hablaba sobre el sepulcro nuevo donde pusieron a Jesús en un huerto, en un jardín (Jn 19, 41). Es una posible pista que apunta al jardín del Edén, una nueva creación. María Magdalena, en la mañana de la resurreción, no reconoce a Jesús. Ella busca el cuerpo de Jesús y, al verlo Resucitado, pensaría que está hablando con el jardinero del huerto en vez de con Cristo Resucitado (Jn 20, 15). El hermano terminaba diciendo: "Tal vez tenía razón: sí era el jardinero"... Al final, el hermano bromeaba: "para los que sea demasiada coincidencia con el jardín del Edén, se pueden quedar con el malentendido".

Cristo Jesús, tú no has permanecido en la muerte, sino que has resucitado y vives con Dios. Abre nuestros ojos y nuestros corazones para que podamos reconocer los signos de tu presencia: son tan humildes que a menudo no los reconocemos. Tú nos envías al Espíritu Santo, la fuerza de arriba. Podemos entonces correr el riesgo de creer en tí, en tu amor sin límites por cada ser humano Allí está la fuente de una vida nueva para toda la creación.
 Oración del hermano Alois durante la misa