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lunes, 17 de mayo de 2010

Une mi deseo y mi sed

Acepta que tu verdadera sed permanece. No lo sacies respondiendo a los deseos que están al alcance de la mano. No sustituyas la sed del agua viva por "cisternas rotas que no retienen el agua" (Jr 2,13)

1 comentario:

  1. "Feliz el que puede decir esta oración: Cristo, tú ves quién soy yo. No necesito ocultarte nada de mi corazón. Tú también has sido hombre... Y cuando interiormente mi ser se dispersa, mi corazón sediento se atreve a decirte: haz que viva de ti, Cristo Jesús, aúna mi deseo y mi sed."

    hermano Roger de Taizé

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