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miércoles, 29 de septiembre de 2010

Marcos 4: y la semilla germina y crece

Cada semana, previo al encuentro en Santiago de Chile, un hermano de Taizé 
comparte una introducción bíblica del Evangelio de Marcos.

¿Cuántas parábolas hay en este capítulo? Tres, podemos decir 4  con el relato de la calma de la tempestad. La parábola del sembrador, la parábola de la vitalidad de la semilla y la parábola de la semilla de mostaza.

Marcos presenta a Jesús en su faceta de Maestro enseñando con parábolas. Las parábolas ya las encontramos en el Antiguo Testamento y en otras religiones. Su finalidad es llegar a creer, llegar a tener fe. Jesús enseña con ellas siendo cercano al sentir del pueblo, ellas son cercanas a la vida rural de Palestina. Las parábolas son una llamada a la vida personal, a una respuesta: ¿tú qué clase de tierra eres? "el que tenga oídos para oír que escuche" (Mc 4, 9).

"Las parábolas dicen más de lo que está escrito"
Paul Ricoeur, filósofo francés

Parábola del sembrador (Mc 4, 3-9)

« Salió un sembrador a sembrar. Al sembrar, unas semillas cayeron junto al camino; vinieron las aves y se las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso con poca tierra. Al faltarles profundidad brotaron enseguida; pero, al salir el sol se marchitaron, y como no tenían raíces se secaron. Otras cayeron entre espinos: crecieron los espinos y las ahogaron, y no dieron fruto. Otras cayeron en tierra fértil: brotaron, crecieron y dieron fruto; produjeron: unas treinta, otras sesenta, otras cien. Y añadió: El que tenga oídos para oír que escuche.» 3-9

El libro del Genésis está detrás (como en el capítulo 1 de Marcos, en el bautismo de Jesús). Dios está creando, está derramando semillas. La creación va apareciendo, va creciendo.

La creación aparece como un sembrador que salió a sembrar.

Difícil de comprender porque no se había hablado de Dios como un sembrador que sale a sembrar. ¿Qué más explicación queremos? Él siembra en todo tipo de tierra, buena y mala, con toda generosidad, para todos... Se resalta la universalidad de la Buena Noticia, en todo tipo de tierra cae el grano, la semilla. Así también sucede con el anuncio del reino.

Propósito de las parábolas (10-12)

De un escenario público, pasamos a lo privado. El grupo más cercano pregunta sobre el propósito de las parábolas. Y la respuesta de Jesús es a simple vista desconcertante.

«A ustedes se les comunica el secreto del reino de Dios; 
pero a los de fuera todo se les propone en parábolas, de modo que:

por más que miren, no vean;
por más que escuchen,
no comprendan;
no sea que se conviertan 
y sean perdonados.» 

Algunas sentencias son difíciles de comprender («no sea que se conviertan y sean perdonados»).  ¿Qué pretende [Jesús] con esto? Advertir el carácter misterioso del reino, está presente pero a la vez oculto. Quien se cierra a él es como aquel que mira pero no ve, escucha pero no entiende (Is 6,9s). 1

Explicación de la parábola del sembrador (13-20)

Jesús invita a sus discípulos a reflexionar sobre sí mismos. ¿Qué disposición tienen a su Palabra: el anuncio del reino? Mientras que en la parábola se resalta la acción del sembrador y la suerte de la semilla (1-9), aquí se resalta la calidad del terreno. Sólo si la semilla, es decir, la Palabra, cae en terreno bueno, dará fruto. La explicación es una invitación a poner nuestro propio lenguaje, nuestras propias dificultades, tribulaciones.


Parábola de la vitalidad de la semilla (Mc 4, 26-29)


«El reino de Dios es como un hombre que sembró un campo: de noche se acuesta, de día se levanta, y la semilla germina y crece sin que él sepa cómoLa tierra por sí misma produce fruto: primero el tallo, luego la espiga, y después el grano en la espiga. En cuanto el grano madura, mete la hoz, porque ha llegado la cosecha.» 

Noche y día. El libro del Génesis. La luz aparece, las aguas se separan. 

«Y la semilla germina». La creación tiene su ritmo, una cosa hace posible la siguiente. En un mundo productivo, eficaz y consumista como el actual, una semilla que crece sola es importante. Las parábolas aparecen en medio de la tensión que existe entre la paciencia y el crecer, en un mundo en el que todo va deprisa.

La semilla crece progresivamente en el silencio, desapercibido, más allá de los éxitos y fracasos humanos, pues es Dios mismo quien lo hace crecer. Esto no niega la participación humana, pues en la parábola se habla de la siembra y de la cosecha que realiza el agricultor. 2

Parábola de la semilla de mostaza (Mc 4, 30-32)

«después de sembrada crece y se hace más alta que las demás
hortalizas, y echa ramas tan grandes que las aves pueden anidar a su sombra.»

Aparentemente se trata de algo insignificante, pero una vez en movimiento, no tiene fronteras, está abierto a todos. Estas dos parábolas de las semillas son un mensaje de ánimo y esperanza.

Calma una tempestad (Mc 4, 35-41)

Conforme a la universalidad del anuncio del Evangelio, Jesús se dirige ahora a tierra de paganos. Para ello debe cruzar el lago de Galilea (el "mar" de Galilea no es un mar sino un lago). Se levanta un viento huracanado y los discípulos asustados despiertan a Jesús que dormía.

Jesús aparece como la creación, calmando a los vientos. En el pensamiento judío el mar era símbolo del mal. Aun con la calma de la tempestad los discípulos se quedan con miedo, no comprenden. Lo que sale es que lo llaman "Maestro".

Puede haber también tempestades en nuestras vidas cuando parece que Jesús no está ahí.

«¿Aún no tienen fe?» Se ve la poca aceptación que está teniendo el mensaje de Jesús y que sabemos el final, que terminará solo.

Marcos termina el capítulo con la pregunta que sigue durante todo el evangelio: «¿quién es éste que hasta el viento y el lago obedecen?»

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1 - Comentario Mc 4,18-22, La Biblia de Nuestro Pueblo
2 - Comentario Mc 4,26-32


domingo, 26 de septiembre de 2010

San Juan Crisóstomo sobre el Hijo Pródigo

Homilía de San Juan Crisóstomo, doctor y Padre de la Iglesia del siglo IV, sobre la parábola del hijo pródigo:
Una vez que el corrupto retornó del extranjero, habiendo aprendido por experiencia propia en qué mal cae quien abandona la casa paterna, cuando retornó el padre no hizo memoria de la ofensa, sino que lo recibió con las manos abiertas. ¿Por qué hizo así? Porque era padre y no juez. Se formaron coros y banquetes y fiestas; todo en la casa era alegría y gozo.
¿Qué dices?¿Es éste el premio por el mal cometido? No por el mal, oh hombre, sino por la vuelta. No por el pecado, sino por el arrepentimiento. No por la perversidad, sino por el cambio de conducta positivo. Pero  más interesante aun es que cuando se irritó el primer hijo, el padre le convenció dulcemente, diciendo: “Tú estás conmigo, mientras que éste estaba perdido y fue hallado; estaba muerto y revivió”. Quiere decir que cuando el que estaba perdido se salva no es momento de juicio ni de rigurosas investigaciones, sino de benevolencia y perdón…
Ningún médico deja de curar al enfermo para ponerse a indagar sobre él, exigiéndole cuentas por su indisciplina. Si verdaderamente mereciera recibir ese castigo, sería suficiente la pena padecida durante el tiempo pasado en tierra extranjera. Al estar tanto tiempo separado de nuestra compañía convivía con el hambre, el desprecio y la lucha contra males extremos. Por eso dijo: “Estaba perdido y fue hallado; estaba muerto y revivió”.
Vino a decir: “No te detengas en la condición presente, sino ten en cuenta la magnitud de las calamidades anteriores: tienes delante a un hermano, no a un extraño. Ha vuelto a un padre al que no le es posible recordar lo precedente; más aún, sólo recuerda lo que puede moverle a compasión, misericordia, clemencia e indulgencia, como conviene a quienes engendran”. Por esto no dijo lo que hizo, sino lo que sufrió. No recordó los bienes que había despilfarrado, sino los innumerables males con que había tropezado.
JUAN CRISÓSTOMO, Homilías…, I,4. edición J.F. TORIBIO CUADRADO, Juan Crisóstomo. La verdadera conversión, Madrid 1997. 

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Marcos 3: "Nombró a doce para que convivieran con él"

Cada semana, previo al encuentro en Santiago de Chile, un hermano de Taizé comparte una introducción bíblica del Evangelio de Marcos.
«Jesús se retiró con sus discípulos junto al lago. Le seguía una gran multitud...» (Mc 3,7). La gente viene de muchos lugares. La Buena Noticia se va expendiendo. La gente no lo reconoce, son los espíritus malignos los que lo reconocen. Jesús los reprende para que no lo descubran, quiere que la gente lo descubra. Los espíritus malignos aparecen como toda la acción del mal.

"La bondad es más profunda que el mal más profundo. Por radical que sea el mal, no es tan profundo como la bondad."
Paul Ricoeur, filósofo francés.
Los doce  (Mc 3, 13-19)

En la montaña, en el lugar de encuentro con Dios (Ex 19,20 - monte Sinaí), Jesús forma la primera comunidad cristiana llamando a los que El quiere. La iniciativa es de El, no de los discípulos. A Jesús no le interesa mucho la muchedumbre que le sigue sino el grupo de los doce que está formando. La gente quizás lo seguía con miedo, el miedo al castigo, tener una enfermedad era relacionado con una maldición. ¿Qué imagen tenemos de Dios cuando rezamos?

"¿Cómo podría un Dios de amor imponerse con amenazas? Dios no es un tirano. Dios nos ofrece su presencia continua. Incluso cuando lo creemos ausente en nuestra existencia, El no nos ama menos."
hermano Roger (1)
En la oración de petición, rezamos para que Dios nos de un corazon solidario con los que sufren. No pedimos que los ángeles bajen a ayudar, porque Dios está ya ayudando, somos nosotros los que no. 

Jesús no quiere que le sigan con miedo. Por eso llama a las doce, «para que convivan con El» (Mc 3,15), y para enviarlos.  La comunidad y la misión. El doce es un número simbólico, como las doce tribus en los inicios del pueblo de Israel. En el apocalipsis la nueva Jerusalén está apoyada en doce piedras (Apo 21,14).

Jesús y Satanás  (Mc 3, 20-30)

«Sus familiares... decían que estaba fuera de sí» (Mc 3,20), no comprenden que un día Jesús se fue por ahí para convertirse en predicador. Se empiezan a complicar las cosas para Jesús: «los letrados que habían bajado...», cada vez gente más importante, quienes utilizan la difamación para negar lo evidente. «...expulsa los demonios con el poder del jefe de los demonios».

Jesús les responde con estas palabras que pueden causar asombro:

«Les aseguro que a los hombres se les pueden perdonar todos los pecados y las blasfemias que pronuncien. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo jamás tendrá perdón; será culpable para siempre» (3,28-29)

¿Qué es la blasfemia contra el Espíritu Santo? ¿Acaso hay algún pecado que Dios no pueda perdonar? La blasfemia contra el Espíritu es cerrarse al perdón, querer permanecer en el mal. Somos nosotros los que permanecemos fuera de la misericordia de Dios con un corazón endurecido. Es la obstinación para seguir haciendo el mal en sus múltiples formas, incluso cuando este mal se disfraza de bien. Es aquel que niega y se cierra a la manifestación liberadora de Dios. En el caso de los letrados, no sólo la niegan sino que van en contra de ella difamándola.

La madre y los hermanos de Jesús  (Mc 3, 31-35)

«El que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre». La familia de Jesús traspasa fronteras del tipo que sean. ¿Cuál es la voluntad de Dios? Cuando decimos "la voluntad de Dios" tendríamos que decir "la voluntad de amor de Dios". No es algo impuesto que cae del cielo sino que libera, sana. Muchas veces esta expresión ("es la voluntad de Dios") es usada en acontecimientos de la vida donde no encontramos explicación alguna o donde quisiéramos una resignación. Sin embargo, tendríamos que estar atentos ante el peligro que expresiones así nos pudieran desviar del amor de Dios.

"¿Por qué temer la voluntad de Dios cuando ésta no es más que una voluntad de amor? Dios no quiere el sufrimiento humano."
hermano Roger

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1 - Hermano Roger, de Taizé. ¿Presientes una felicidad? p. 32

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Marcos 2: Jesús desafía actitudes de los fariseos

Cada semana, previo al encuentro en Santiago de Chile, un hermano de Taizé comparte una introducción bíblica del Evangelio de Marcos.
En el segundo capítulo de Marcos encontramos 5 historias en las que Jesús comienza a desafiar las actitudes de los fariseos y de los más duros opositores de Jesús: letrados, fariseos, discípulos de Juan, herodianos. Pero, ¿quiénes eran los fariseos? Eran gente sencilla, respetuosa de la Ley (el Torah, que consiste en los 5 primeros libros de la Biblia) y gente piadosa. Eran profundos creyentes que consideraban que tenían ganar la salvación con méritos propios. Harían más de la cuenta para estar tranquilos ante Dios, como si fueran una máquina sin corazón.

¿En qué parábola del Nuevo Testamento encontramos esta actitud del fariseo? En la parábola del hijo pródigo, en el hermano mayor. «Tantos años llevo sirviéndote» (Lc 15,29). Yo lo he hecho todo... sin sentimientos, no puede perdonar a su hermano menor.

¿Por qué Marcos exagera de manera negativa a los fariseos? Para que nosotros nos comparemos y para que nos demos cuenta que si tenemos las mismas actitudes no podemos seguir a Jesús. En consecuencia, la gente curada por Jesús está alegre, se reconoce que no lo merecían. La Buena Noticia que alegra a los marginados, asusta, en cambio, a las autoridades religiosas (fariseos) y políticas (herodianos).

«...discurrían en su interior» (2,6) 
Mirando, juzgando, preparándose para atacar a Jesús.

«¿Por qué come con recaudadores de impuestos?» (2,16)
Hasta ahora no se atreven a enfrentar Jesús, hasta que encuentren apoyo (con los discípulos de Juan)

«¿Por qué los discípulos de Juan y los fariseos ayunan y tus discípulos no ayunan?» (2,18)

Hasta que finalmente, «deliberan cómo acabar con El» (3,6)

Sanación a un paralítico

Jesús enseña en una casa y hay mucha gente. Cuatro personas hacen toda una faena para presentar a su amigo paralítico con Jesús. Si ya se requiere mucha destreza para mover a alguien en estas condiciones, ahora imaginar subirlo al techo, abrir un hueco y descolgarlo en una camilla. Jesús ve la fe y solidaridad de estos cuatro amigos. Con una fe así los milagros son posibles. El paralítico es ayudado por los suyos, aquí se destaca la fe del otro. Jesús no funda una religión, sino que nos llama a vivir en comunidad. Las palabras que Jesús le dirige son sorprendentes: «Hijo, tus pecados te son perdonados» (Mc 2,5). Si quieres seguir a Jesús es importante aceptar el perdón. Primero sana el corazón y luego el físico.

Seguramente los cuatro no llevaron a su amigo con El para que le perdonara sus pecados sino para que lo sanara de su parálisis, pero para Jesús es más importante sanar primero el corazón que el físico. Quizás conviene decir también que la enfermedad del paralítico no era consecuencia de una falta personal o alguna especie de castigo divino (algo que en aquel tiempo así se consideraba), porque, de haber sido así, al momento de ser perdonado de sus pecados inmediatamente hubiera sanado de su parálisis. Jesús hace una segunda intervención para curarlo físicamente. La salud del corazón y física van unidas, aunque no necesariamente dependa una de la otra (un sano puede hacer mucho mal y otro puede llevar su enfermedad con mucha paz). Jesús devuelve la integridad a toda la persona. Perdona sus pecados (aspecto religioso), lo levanta (aspecto físico y le ordena ir con los suyos, a su casa (aspecto social).

«Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa» (2,11). «Tu casa» simboliza todo el aspecto social. Jesús no retiene, nos envía a una comunión con los demás ("no mires nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia").

Llama a Leví: comparte la mesa con pecadores

Los pecadores se hacen amigos de Jesús, en la mesa. Los recaudadores de impuestos o publicanos eran considerados traidores del pueblo, y por la Ley, pecadores e impuros. Al llamar a Leví, Jesús rompe las barreras de la Ley y hace realidad la universalidad del Evangelio. Leví, por su parte al levantarse de su sitio, abandonar su oficio y seguir a Jesús, rompe con su pasado y se compromete a una vida nueva que le ofrece el Maestro con su llamado. Jesús no excluye a nadie. 1
«No tienen necesidad del médico los sanos, sino los enfermos. No vine a llamar a justos sino a pecadores» - Mc 2, 17

Sobre el ayuno

«¿Por qué los discípulos de Juan y los fariseos ayunan y tus discípulos no ayunan?» (2,18)

De un banquete en el pasaje anterior pasamos al ayuno. Estando con Jesús (el novio) es tiempo de plenitud, ya vendrán los tiempos difíciles donde tendremos que renunciar a causa del seguimiento a Jesús. Jesús no niega el ayuno; sólo que no cabe practicarlo cuando estamos de fiesta  celebrando un nuevo pacto de amor 2. Sin relación con Jesús, el ayuno no tiene ninguna importancia.

«A vino nuevo, odres nuevos» (2,22)
Jesús es el vino nuevo.

Sobre el sábado

Va Jesús con sus discípulos atravesando unos campos. Los discípulos tienen hambre y cortan unas espigas. El gran problema es que eso fue en un sábado, el primer día de la semana para los judíos, y la Ley no lo permitía (Ex 34,21; Dt 23,26).

El que los discípulos hayan calmado su hambre cortando espigas en sábado, muestra algo positivo. Comienzan a liberarse del peso de la Ley. Jesús les contesta con las Escrituras:  «¿No han leído lo que hizo David...?» (Mc 2,25). David y sus compañeros huyen del rey Saúl que lo querían matar. Entran y comen espigas de un templo que estaban reservadas para el sacrificio. 

Para Jesús ninguna ley está por encima del ser humano. El ser humano es lo que realmente importa. Todo fue creado para el hombre. «El sábado se hizo para el hombre, no el hombre para el sábado».

Mc 3: Sana en sábado

Ahora es un hombre con la mano paralizada. Jesús lo pone en medio de los que lo vigilaban para ver si lo sanaba en sábado. «¿Qué está permitido en sábado? ¿Hacer el bien o el mal? ¿Salvar la vida o dar muerte?» 

Ellos callaban. Se acabó. «Y deliberaron cómo acabar con El». Eran vasijas viejas.  Jesús se entristece por la dureza en sus corazones.

A partir del capítulo 3 se ve cómo los fariseos comienzan a planificar cómo terminar con Jeús. El poder político y religioso se unirá para planear su muerte. La dureza de corazón y el silencio cómplice hacen que los poderosos sigan solucionando los conflictos a través de la violencia. 3

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1 - Comentario Mc 2,13-17, La Biblia de Nuestro Pueblo
2 - Comentario Mc 2,18-22
3 - Comentario Mc 3,1-6


jueves, 9 de septiembre de 2010

El Evangelio de Marcos: ¿Quién es Jesús? (Mc 1)

Cada semana, previo al encuentro en Santiago de Chile, un hermano de Taizé comparte una introducción bíblica del Evangelio de Marcos.
El Evangelio de Marcos es el más corto, con 16 capítulos. Fue escrito seguramente en Roma hacia los años 70, después de la muerte de Pedro. Marcos fue un discípulo de Pedro. Se dice que es el Evangelio más antiguo, los demás evangelistas se inspiran en él. En el Evangelio hay un movimiento geográfico hacia Jerusalén y una urgencia en el relato («vámonos de aquí a los pueblos vecinos» Mc 1,38). Marcos quiere que la gente conozca a Jesús, por eso va deprisa en un carácter novelístico. Abarca desde el bautismo de Jesús hasta su resurrección.

En lo largo del texto la pregunta ¿quién es Jesús? está siempre presente. El misterio se revela en el capítulo 15 cuando el soldado romano al ver la Pasión de Jesús, lo reconoce: «realmente este era Hijo de Dios» (Mc 15,39). Marcos construye todo para que cada uno llegue a decir lo que el centurión dice. «¿Y ustedes quién dicen que soy yo?» (8,27)

«Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Hijo de Dios» (1,1). Es el comienzo de las promesas que el pueblo de Israel había recibido. Juan el Bautista pedía una conversión, un cambio de vida y Jesús trae esa vida. El reconoce en Jesús a aquel que ha de venir. Sin embargo, su fe no está exenta de inquietud. En la cárcel, antes de ser ejecutado, pregunta todavía: «¿Eres el que tenía que venir o tenemos que esperar a otro?» (Mt 11,2-3)

El libro del Génesis está un poco detrás del Evangelio, como si a Marcos le gustara este libro. Ya en el bautismo de Jesús se ven algunos símbolos. «vio el cielo abierto y al Espíritu bajando sobre él como una paloma.» (Mc 1,10). La paloma es el símbolo de acción de Dios y recuerda al arca de Noé (Gn 8).

Y el texto continúa «se oyó una voz del cielo que dijo: —Tú eres mi Hijo querido, mi predilecto. Inmediatamente el Espíritu lo llevó al desierto» (1,11-12). Inmediatamente. Jesús no tiene tiempo de celebrar que es el Hijo de Dios, inmediatamente está en la prueba, es tentado. Jesús está donde tiene que estar: confrontando el mal.

El primer milagro del Evangelio de Marcos sucede en una sinagoga, y en sábado, en Cafarnaún, poblado en las orillas del mar de Galilea. Allí cura a un endemoniado. La gente queda asombrada y se pregunta ¿qué significa esto? ¿quién es?. La identidad de Jesús, que recibe el Espíritu comienza a mostrarse (1,21-28). Sin embargo, Jesús no es un milagrero, a menudo pide a la gente que se callen pero para ellos se vuelve imposible.

Otra curación que se encuentra en el primer capítulo de Marcos es la que recibe el leproso, los más marginados de la sociedad. El, con un gesto de confianza y humildad se arrodilla frente a Jesús y le dice: «si quieres, puedes limpiarme». «Él se compadeció, extendió la mano, lo tocó y le dijo: —Lo quiero, queda sano.» No sólo da la instrucción para curarlo sino extiende la mano y toca la herida. Incluso, Jesús toma el lugar del marginado al no poder presentarse en público (1,45).

Al leer el evangelio, ¿qué aprendo de Jesús?, ¿qué debo hacer?, ¿cómo lo pongo en práctica?