Cada semana, previo al encuentro en Santiago de Chile, un hermano de Taizé comparte una introducción bíblica del Evangelio de Marcos.
El Evangelio de Marcos es el más corto, con 16 capítulos. Fue escrito seguramente en Roma hacia los años 70, después de la muerte de Pedro. Marcos fue un discípulo de Pedro. Se dice que es el Evangelio más antiguo, los demás evangelistas se inspiran en él. En el Evangelio hay un movimiento geográfico hacia Jerusalén y una urgencia en el relato («vámonos de aquí a los pueblos vecinos» Mc 1,38). Marcos quiere que la gente conozca a Jesús, por eso va deprisa en un carácter novelístico. Abarca desde el bautismo de Jesús hasta su resurrección.
En lo largo del texto la pregunta ¿quién es Jesús? está siempre presente. El misterio se revela en el capítulo 15 cuando el soldado romano al ver la Pasión de Jesús, lo reconoce: «realmente este era Hijo de Dios» (Mc 15,39). Marcos construye todo para que cada uno llegue a decir lo que el centurión dice. «¿Y ustedes quién dicen que soy yo?» (8,27)
«Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Hijo de Dios» (1,1). Es el comienzo de las promesas que el pueblo de Israel había recibido. Juan el Bautista pedía una conversión, un cambio de vida y Jesús trae esa vida. El reconoce en Jesús a aquel que ha de venir. Sin embargo, su fe no está exenta de inquietud. En la cárcel, antes de ser ejecutado, pregunta todavía: «¿Eres el que tenía que venir o tenemos que esperar a otro?» (Mt 11,2-3)
El libro del Génesis está un poco detrás del Evangelio, como si a Marcos le gustara este libro. Ya en el bautismo de Jesús se ven algunos símbolos. «vio el cielo abierto y al Espíritu bajando sobre él como una paloma.» (Mc 1,10). La paloma es el símbolo de acción de Dios y recuerda al arca de Noé (Gn 8).
Y el texto continúa «se oyó una voz del cielo que dijo: —Tú eres mi Hijo querido, mi predilecto. Inmediatamente el Espíritu lo llevó al desierto» (1,11-12). Inmediatamente. Jesús no tiene tiempo de celebrar que es el Hijo de Dios, inmediatamente está en la prueba, es tentado. Jesús está donde tiene que estar: confrontando el mal.
El primer milagro del Evangelio de Marcos sucede en una sinagoga, y en sábado, en Cafarnaún, poblado en las orillas del mar de Galilea. Allí cura a un endemoniado. La gente queda asombrada y se pregunta ¿qué significa esto? ¿quién es?. La identidad de Jesús, que recibe el Espíritu comienza a mostrarse (1,21-28). Sin embargo, Jesús no es un milagrero, a menudo pide a la gente que se callen pero para ellos se vuelve imposible.
Otra curación que se encuentra en el primer capítulo de Marcos es la que recibe el leproso, los más marginados de la sociedad. El, con un gesto de confianza y humildad se arrodilla frente a Jesús y le dice: «si quieres, puedes limpiarme». «Él se compadeció, extendió la mano, lo tocó y le dijo: —Lo quiero, queda sano.» No sólo da la instrucción para curarlo sino extiende la mano y toca la herida. Incluso, Jesús toma el lugar del marginado al no poder presentarse en público (1,45).
Al leer el evangelio, ¿qué aprendo de Jesús?, ¿qué debo hacer?, ¿cómo lo pongo en práctica?
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