Con motivo de la preparación de la Peregrinación de Confianza, fueron casi 5 meses los que fui acogido en Santiago de Chile por los Misioneros Columbanos. Esta congregación irlandesa de la que nunca había oído. Son sacerdotes misioneros venidos principalmente del extranjero: Irlanda, Inglaterra, Australia.. y Corea del Sur, muchos de Corea. Hay también laicos y familias que vienen y que prestan un servicio en periodos de 3 años. ¡Familias! Como Verónica y Esteban de Corea que llevan 2 años en este país ahora participando en la parroquia San Matías en una zona de la ciudad con dificultades y pocos medios. Su hijo, Chío, acaba de cumplir un año y lo tuvieron en Chile. Dicen que su hijo es más chileno que coreano. ¿Cómo puede una familia dejar atrás su casa y aventurarse a un país que no conocen de misioneros? Pensar eso de un sacerdote o de un laico me resultaba más fácil pero no para una familia. Está también una pareja estadounidense que llevan casi 6 años viviendo en misión, ahora al norte del país en Iquique, y que pronto regresan a su país para continuar retomando su profesión.
Verónica y Esteban con Chío, familia misionera |
El pasado 23 de noviembre se celebró el día de San Columbano, misionero irlandés del siglo VI. Esta congregación que lleva su nombre no fue fundada por él, sino por unos sacerdotes irlandeses diocesanos hacia el año de 1918 y tomaron después a San Columbano como patrono y modelo por su obra misionera y evangelizadora en Europa.
Eucaristía en la fiesta de San Columbano |
La celebración en ese día fue con una eucaristía en el Centro Misionero de San Columbano y después una cena en la Casa Central, donde estuve viviendo. Esta casa, muy cerca del centro, queda cerca de donde fue el Centro de Preparación para la Peregrinación de Confianza, en la parroquia Nuestra Señora de la Divina Providencia. Esta Casa Central de los Columbanos, la usan como una casa de descanso o de paso. Los misioneros que van a alguna región de Chile y pasan por Santiago se quedan algunas noches ahí o los mismos sacerdotes que tienen sus parroquias en la ciudad pasan alguna día entre semana para descansar.
Todos los lunes la familia columbana se reúne para celebrar la eucaristía en la capilla y después tomar el almuerzo juntos. Dan la bienvenida a los misioneros recién llegados o despiden a otros. En el último lunes que me tocó estar despedían y agradecían a un sacerdote coreano que volvía a su país después de 8 años de servicio en Chile.
Yo realmente me sentí como en casa. A pesar de no convivir el tiempo que quisiera con ellos, porque prácticamente todo el día estaba fuera, uno percibe que los columbanos forman una familia muy unida, acogedora y que hacen una labor de mucha entrega. Aquellos extranjeros, lejos de sus lugares de origen, que pasan por acá dejando varios años de sus vidas al servicio de los más desfavorecidos. Buscan estar en parroquias que no están muy consolidadas para animarlas y después irse a otro lugar. No se establecen en un solo sitio sino que peregrinan apoyando a la Iglesia y diócesis local.
Una vez más se percibe la universalidad de la Iglesia en la que personas venidas de todas partes del mundo, sean sacerdotes, familias o laicos, ponen al servicio de los demás lo que son. A través del Padre Derry Healy, que mostró su confianza desde el principio para recibir un peregrino en casa, estaré siempre agradecido con la comunidad columbana por ser un reflejo de una Iglesia viva que recibe y acompaña. Y a las incansables trabajadoras de la Casa Central, a Teresa, Paty y Mary que se preocupaban y atendían a un mexicano y le recordaban que tenía que desayunar.
Capilla en la Casa Central |